Carmen g. Hernández

Dra. en Comunicación

«Los años me han enseñado que ser visible para muchas personas LGTBI requiere mucho más que voluntad. El daño emocional que puede producirnos la lgtbfobia es tal, que primero necesitamos sanar esas heridas para poder cambiar»

 

Hace casi dos décadas, Alejandro y yo nos conocimos a través del activismo LGTBI. Durante años, compartimos eventos, congresos, reuniones, manifestaciones… Fuimos creciendo como activistas y como profesionales. En un momento determinado, cada uno siguió su camino, aprendiendo cosas nuevas, tejiendo su propio proceso de crecimiento interior. Por mi parte, tras años de activismo, monté un proyecto de ocio y cultura para lesbianas y bisexuales, ALesWay. Luego decidí quitarme una de mis espinitas vitales  y regresar a la universidad a estudiar un doctorado en comunicación. Para ello me fui a Estados Unidos, donde pasé ocho años. Justo el verano pasado pude venirme, por primera vez en mucho tiempo, a pasar el verano con mi familia y amistades. Y coincidí con Alejandro en la mani del Orgullo en Madrid. Quizás en ese momento gestamos Sanarta, sin que Alejandro ni yo lo supiéramos. Seis meses después regresé definitivamente a España, ya con mi doctorado bajo el brazo. Y luego vino la dura pandemia del COVID-19 y muchas conversaciones profundas con amigos. Incluido Alejandro. Era inevitable que Sanarta viera la luz. Como así ha sido. Un proyecto  que combina nuestras trayectorias y nos permite, como profesionales en nuestros respectivos campos, trabajar para nuestra comunidad.  

Porque hay muchas cosas que abordar. Los años me han enseñado que ser visible para muchas personas LGTBI requiere mucho más que voluntad. El daño emocional que puede producirnos la lgtbfobia es tal, que primero necesitamos sanar esas heridas para poder cambiar. Entender por qué sufrimos ese daño, identificar la lgtbfobia internalizada y, con paciencia y compasión, cambiar comportamientos y pensamientos que nos impiden vivir con más plenitud y felicidad. Un proceso que no deberíamos hacer solos, solas, soles. Un proceso acompañado de transformación individual que, estoy convencida, contribuye al cambio colectivo. 

Así pues, lanzamos Sanarta, talleres que ayudan a sanar. En este año tan difícil marcado por una pandemia, Sanarta tiene más sentido que nunca. Esperamos poder contribuir, con nuestra labor, a los procesos de sanación emocional de mucha gente. ¡Bienvenidos, bienvenidas, bienvenides a Sanarta!

Carmen G. Hernández